21.11.2024
La Ermita de San Policarpo, según los vestigios de la historia, posiblemente haya sido el primer templo que utilizaron los pobladores de Calera, cuando familias enteras llegaron a trabajar en los hornos de cal y en la agricultura de nuestras vegas. A estas familias, arraigadas en Calera se les sumarían después los vecinos de las desaparecidas poblaciones de Cobisa y Chozas.
Es de suponer que fuese el primer lugar de reuniones religiosas antes de la construcción de la Iglesia Parroquial. Según nos cuenta la historia, los franceses durante la guerra de la independencia española saquearon y quemaron tanto a los ciudadanos como a los edificios, indiscriminadamente.
La ermita de reciente restauración, está dedicada a San Policarpo, obispo de Esmirna (Turquía), durante la segunda mitad del siglo I.
Posiblemente conoció a alguno de los discípulos de Jesús. Fue perseguido por su fe y arrojado al estadio para martirizarlo. El pueblo recogió leña, lo ataron a un poste y prendieron fuego a la leña. Al ver la muchedumbre que el fuego no le hacía daño, uno de ellos le apuñaló, mientras recitaba oraciones de alabanza. Posiblemente por eso los antiguos habitantes de Calera, los trabajadores de la cal le aclamaran como su santo patrono, para que les librara de sufrir accidentes o de morir quemados por la cal.